José Daniel realiza dogoterapia hace un año y medio. PIP lo acompaña.
José Daniel realiza dogoterapia hace un año y medio. PIP es su perro de terapia.

*Artículo dedicado a Beto

La terapia asistida con animales ha reforzado los tratamientos terapéuticos en personas con alguna situación especial, como los niños con discapacidad.

La también conocida como Zooterapia aprovecha las cualidades de los animales, como su amor incondicional, para trasmitir relajación, estabilidad y afecto a las personas que los rodean.

Los beneficios terapéuticos de caballos, perros y delfines radican en su energía, su calor y su equilibrio.

En Medellín, la Fundación PIP desde hace 10 años ofrece servicios de educación especial y hace 4 años integró la terapia asistida con animales.

Primero fueron los perros, luego los caballos y el servicio más reciente es el de la delfinoterapia.

Esto le ha otorgado una característica de la que sus fundadores se sienten muy orgullosos: es tal vez la única institución en el mundo en ofrecer las tres terapias con animales, según afirman sus propietarios.

Personas y animales, trabajando en equipo

Juan Felipe Vera con Beto, a la izquierda, y PIP.
Juan Felipe Vera es uno de los profesionales encargados del entrenamiento de los perros.

El grupo de profesionales de la Fundación PIP está conformado por un equipo interdisciplinario de  sicólogos, fisioterapeutas, médicos y bioenergéticos.

Junto a ellos están PIP y Beto*, parte del equipo de terapistas no humanos (conformado también por Lorenzo e Ito) que al lado de estos profesionales de la salud trabajan por el bienestar y desarrollo físico de los niños que se dan cita, junto con sus padres, en la casa sede.

En el caso de los perros y los caballos, éstos ayudan a desarrollar la rapidez, la memoria y los movimientos”, explica Juan Felipe Vera, sicólogo y entrenador de perros de la Fundación.

La terapia con delfines es muy efectiva especialmente en casos de autismo y sicosis y puede arrojar resultados más rápidamente”, agrega.

Las terapias asistidas con animales son tan efectivas que en una sola sesión se podrían lograr los avances que se alcanzan en 4 ó 5 sesiones de terapia tradicional, según explica el señor Vera.

Los perros elegidos para estas terapias se seleccionan de acuerdo a ciertas características. “Han sido entrenados y se sabe cómo van a reaccionar ante determinadas situaciones”, explica.

Los resultados, sin embargo, los logra el terapeuta, no el animal; aclara el señor Vera. “Si no hay un buen terapista, es muy difícil que identifique las señales del perro”, explica y recuerda situaciones como aquella en la que PIP identificó un tumor en una persona.

“Si el terapista no interpreta adecuadamente lo que hace el perro en estas situaciones, no se podrían tomar acciones”.

Cada paciente y cada terapia: un mundo diferente

Mariana en terapia con Beto.
Mariana realizaba sus terapias con Beto.

Indalo, nombre de la casa sede de la Fundación PIP (Programa Integral de Potencialización) es el lugar donde semanalmente se dan cita José Daniel y Mariana.

A ellos no sólo los une su condición de discapacidad cognitiva sino su conexióncon PIP y Beto: los perros que actúan como co-terapistas en sus tratamientos de recuperación.

José Daniel tiene tres años y hace un año y medio que asiste a las terapias con perros en  la Fundación.

La situación de José Daniel es de retardo en el desarrollo y las terapias buscan que mejore la rapidez en los brazos para aprender a jalar y a tener control cefálico.

Mariana, por su lado, sufrió un accidente automotor y después de ser operada de displasia de cadera, hace también un año y medio que asiste a las terapias.

José Daniel ha logrado mejorar el tono muscular y una mejor atención. Ya hasta ha dado sus propios pasos con la ayuda de PIP”, explica Juan Felipe Vera. “Y Mariana ha mostrado un mejoramiento en la atención”, agrega.

Tanto José Daniel como Mariana complementan estas terapias con otro tipo de tratamientos, lo que permite que su recuperación sea constante y positiva.

La experiencia de interactuar con animales la interiorizan rápidamente por su condición de niños y a futuro pueden desarrollar sentimientos altruistas hacia ellos.

*Beto, perro de raza Shitzú de 3 años de edad, fue un perro de terapia asistida de la Fundación PIP que falleció el pasado 7 de junio. Lo recordamos por su equilibrio y energía calmada y sosegada.

[learn_more caption=»Perros de terapia: trabajo y amor»]• En la terapia asistida con animales, éstos actúan como co-terapistas, reforzando la labor de los especialistas.

• Su jornada de trabajo no es extensa, pero es intensa. La energía que los niños toman de ellos hace que su esperanza de vida sean ¼ menor que la de un perro de compañía.

• Requieren ejercicio físico adecuado y no generales situaciones de estrés.

• Pueden lograr mejoría en problemas físicos, síquicos, sociales y educativos. [/learn_more]

[box type=»info»]Para comunicarse con la Fundación PIP puede visitar su sitio web www.fundacionpip.org o puede llamar al teléfono 300 826 31 85.[/box]

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