En medio de la discusión ambiental y ética por la cantidad de carros y contaminación que hay en Medellín, podemos hablar sobre los servicios de transporte público para perros. En Medellín, ejemplo de protección animal, este servicio se queda corto.

Por Lyda Durango

Ha pasado casi 1 año desde que vendí mi carro. Lo hice como un acto de rebeldía contra el status quo de una ciudad en la que el carro particular y la moto se convirtieron en el accesorio de moda (muy animada también, debo admitirlo, por el hecho de que mi nuevo trabajo queda a 5 minutos a pie de mi casa :)).

Quisiera poder contarles que desde que entré en ese acto de liberación y nuevo estilo de vida, el momento más incómodo es cuando tengo que explicar las razones por las que después de 20 años y por voluntad propia decidí vivir sin carro… Sin embargo, la realidad es otra.

 

Cuando ese cuerpito peludo de 40 kilos se enferma

 

Hace casi 10 años adopté a mi perro Lucho. Han sido 10 años de amor, aprendizaje y luchas…parece que la voluntad divina además de darme un hijo perruno me iluminó con el nombre más adecuado para él porque Lucho ha sido un verdadero luchador. No sólo ha batallado incansablemente contra su epilepsia sino contra las diferentes erliquiosis que ha superado y los consecuentes daños neurológicos, hepáticos y renales que estas enfermedades le han ocasionado.

Cuidados, cariños y atención médica profesional nunca le han faltado, es más, en ocasiones ha tenido más de un profesional de la medicina veterinaria para ayudarlo y ayudarme; ha podido acceder a diferentes tratamientos y exitosamente se ha mantenido como un perro feliz, sano y admirado y querido por muchos, por no decir todos.

En realidad, Lucho y yo somos a los ojos del mundo el uno para el otro, me rescató a mì y yo lo rescaté a èl; somos una simbiosis vital, un accidente perfecto del destino.

Pero hay un momento en el que parece que Lucho y yo fuéramos ciudadanos de segunda clase, seres sucios e indeseables, mamá e hijo expatriados, los peores criminales, merecedores del rechazo y desprecio de la comunidad transportadora de Medellín.

 

Cuando llega la hora de la verdad

 

Medellín es ejemplo en protección animal. Es referente para Colombia y América Latina. Sus programas de bienestar animal se han replicado en otras ciudades. Esto ha generado una especie de fiebre animal donde además abundan los servicios para nuestros hijos peludos (muchos de ellos informales pero no por eso de menor calidad). Para el caso particular que me ocupa voy a concentrarme en los servicios de transporte especialmente para perros, los cuales califico como ineficientes, con mucho maquillaje, en los que imperan el marketing y los sortilegios.

  1. Tax Coopebombas y su programa “Amigos de las Mascotas”: creo que pocas personas en la ciudad se han sentido tan frustradas como yo con este programa. ¿Sabían que de 6 mil taxistas en Coopebombas, sólo 200 hacen parte del programa? Esto reduce de forma radical las opciones de encontrar un taxi amigo de las mascotas cuando se necesita, y si se trata de una emergencia menos. Un lugar aparte se merece la app: pésimamente orientada a las necesidades del clientes. No tiene opción de llamar al taxista, sólo una comunicación unidireccional vía la misma app.
  2. Los diferentes emprendimientos en transporte de mascotas: La primera vez que usé uno de estos servicios, demoraron 2 horas para responder mis llamadas y mis mensajes por Whatsapp, era como si nadie existiera al otro lado de la línea. Finalmente pude usar el servicio, ya con un velo de desconfianza por una primera mala impresión. En otra de las ocasiones, con otro servicio, cuando pregunté qué tipo de carro y qué tan alto ( porque mi perro tiene problemas de columna) se limitó a decirme…”Pues no sé cuánto mide de alto pero en la calle verás muchas”… ya se imaginarán cómo terminó esa historia.
  3. Easy Taxi: la app permite informar al taxista si uno va con un perro y su tamaño, detalles al parecer suficientes para que el señor conductor decida si quiere o no tomar el servicio. En una ocasión utilicé esta opción y sólo obtuve ira y frustración. El señor conductor se negó a llevarme con Lucho a la clínica, a pesar de que yo informé en la app cuando solicité el servicio; por fortuna un vecino se conmovió y se ofreció a llevarme a la clínica con mi perro. Otro hecho afortunado es que Easy Taxi tiene un buen servicio de quejas y reclamos y al parecer, después de yo informar al señor conductor, éste fue penalizado.

Opciones como UBER Pets aún no están disponibles en Medellín. Tal vez lo mejor aún está por venir cuando este sector encuentre una mayor madurez y sensibilidad frente a las necesidades de propietarios y mascotas.

Mi conclusión hasta ahora acerca de los servicios de transporte público para perros, especialmente de gran tamaño: mucho oportunismo y poco servicio y amor por los animales.

Comparte tus opiniones ¡Todos tenemos experiencias diferentes! 😀

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1 COMENTARIO

  1. ¡Realmente te entiendo y este tema tiene que ganar más visibilidad! Tengo un gato y no tengo coche … Un día tuve que llevarlo al veterinario y tuve que conseguir un conductor para llegar al lugar que estaba lejos … Por suerte el primer conductor le pregunté acordó llevarlo con él!

    Me pregunto si me hubiera quedado con él bajo el sol ardiente y … Hubiera sido triste. Espero que esto cambie y tenga más apoyo para nosotros … Me encantó leer tu historia y compartiré … Más personas necesitan leer y saber sobre esto.

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