Crece número de animales de compañía extraviados

Durante el mes de diciembre se incrementa el número de animales de compañía extraviados. En enero, muchos de aquellos que fueron dados como regalos, son devueltos.

por Lyda Durango

img_1145El año que terminó dejó un balance positivo para la ciudad en diferentes áreas. Sin embargo, las mascotas siguen siendo las principales damnificadas de las celebraciones de fin y principios de año.

Vacaciones, cambio de residencia, reuniones familiares a puerta abierta, el sonido de la pólvora  y la  concepción de los animales como regalos se unen para que durante esta temporada las calles de la ciudad reciban más animales perdidos y abandonados.

La Corporación Raya (Red de Ayuda Animal) reportó el pasado mes de diciembre alrededor de 40 animales perdidos .  “En temporada normal se extravían unos 20 ó 25 animales al mes”, comenta Juliana Barberi, presidente de la Corporación Raya. “Pero en los primeros 15 días de diciembre tuvimos casi tres animales por día y las otras dos semanas, fueron unos tres por semana”, aclara.

La Corporación Raya cuenta con el portal más grande del país para la divulgación de animales perdidos www.corporacionraya.org. Pero su uso no es tan amplio como debería. “De los perros extraviados sólo registramos un 10% de encontrados”, afirma Juliana. Una de esas historias con final feliz fue la de Antonia, una de las mascotas reportada en el boletín de Raya y finalmente encontrada.

Información efectiva

Antonia se extravió el pasado 11 de diciembre cuando unos niños jugaban con pólvora. “La habíamos acabado de bañar, por eso le habíamos quitado el collar y mientras se secaba se asustó porque tiraron un volador”, explica Dora Ramírez, propietaria de Antonia. La perrita salió corriendo y durante cuatro días no se supo nada de ella.

Después de una búsqueda que incluyó volantes, avisos en periódicos, anuncios en programas radiales y campañas por megáfono, los dueños de Antonia recibieron la llamada que les cambió la navidad. “Un señor llamado Alberto nos llamó a decirnos que tenía a la perrita”, recuerda Dora. Él, por medio del boletín de perros perdidos de Raya pudo enterarse de la tragedia que vivían los dueños de Antonia, la que él mismo había vivido hace algún tiempo.

“Me alegra que hayan encontrado a su perro porque yo no pude encontrar al mío”, con esta frase fue sellada la búsqueda que durante cuatro días realizaron los dueños de Antonia, uno de los tantos perros perdidos que se registraron durante el mes de diciembre en la ciudad.

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Más conciencia y menos emoción

Aunque en el caso de Antonia la razón tuvo que ver con el susto provocado por la pólvora,  Juliana añade otro elemento que dispara los animales extraviados: “en diciembre la gente es más relajada y deja la puerta abierta creyendo que si el perro se va regresa solo”. Pero esto es un gran error. “Los perros tienen miles de distracciones que nosotros como humanos no entendemos. Por mucho que un perro lo quiera a uno, puede irse detrás de una perra en calor, por ejemplo”, agrega.

Pero diciembre también es un mes propicio para que los niños reciban como regalo de navidad una mascota. Según estadísticas, durante el año siguiente los propietarios se desprenden de la mitad de las mascotas. AGAPE (Adopción de Gatos y Perros), así lo valida.

“En diciembre una familia nos llamó porque su hijo de 12 años quería un perro como traído del niño dios”, comenta Angela Almeida, presidente de AGAPE. “Aunque fue una decisión en consenso con toda la familia, el pasado 5 de enero nos llamaron a decirnos que no podían tener el perro”, explica.

“Muchas veces los padres no piensan que una mascota es una responsabilidad para toda la vida, no se trata de un juguete”, añade Almeida. Por eso, algunas organizaciones como Raya advierten que lo mejor es no dar animales como respuesta al capricho de un niño.

Y aunque muchos de aquellos cachorros sobreviven enero en su hogar, pueden ver cambiar su suerte con el paso de los meses. “Como en diciembre los animales que se regalan tiene a veces solo un mes, en el mes de abril generalmente empezamos a ver los animales en las calles o en los albergues”, concluye Juliana.